jueves, 15 de abril de 2010

MIX DE POESÍA SANTIAGUEÑA

Delicias para la noche de un viernes (Antonio Cruz)

VISIÓN DEL EXILIO
(Carlos Eduardo Figueroa)


El exilio es un viaje de ida,
El zarpar de un barco en la alta noche furtiva.
Es también un viaje interior,
una inquietud, un dolor,
¡las heridas de la cruel ausencia!
Obligados senderos nos llevan
por insensibles ciudades oscuras
donde la casa paterna está ausente,
esa que palpita desde la lejanía
cual gaviota en el mar herida.



PRUDENCIA
(Juan Manuel Aragón)


Marcela guarda en sus silencios

paciencia de siglos

a vecescuando me mira

es como si tratara de desentrañar

tanto suburbio que llevo encima

yo respeto su prudencia

de callary quedarse así

reconcentrada

pidiendo perdón

a los dioses del bosque

por haberlos abandonado

para sufrir

esta ciudad

y su olvido.



ELEGÍA DE UNA METÁFORA IMPOSIBLE
(Lucas Cosci)

Como un barco traficante
que lleva y trae
estibas de sentido
entre un puerto y otro puerto,
se despeja un nuevo dominio en el decir
para luego la ruta ser posible.
No puedo resistir esta poética insolencia
de buscar esa palabra imposible
adonde ella se diga a sí misma,
adonde se muestre desnuda y sola
en su más salvaje ingenuidad,
y hacerla mía para siempre.
Sin embargo,
me quedo mirando siempre desde el puerto
con las manos vacías y el alma desolada.



PLEGARIA PÁLIDA
(Verónica Pizella)

No querer tocar abstractos
llegar a mi último pelo marrón.
(Alejandra Pizarnik).
Todo
nos ha sido ajeno.
Y sin embargo,
todo,
en los cuencos de la palabra
se ha adormecido en derrota
para saberse nuestro.
La lluvia,
los amores,
los fracasos,
todo,
derramóse en viento;
en bruma,
en trueno,
en soplo y barro entre las manos;
todo,
en el sosiego de la fantasía,
en la sangre de la incertidumbre,
supo ser nuestro.
Y sin embargo,
aquí estamos,
sin aromas,
sin revoluciones,
sin espejos,
desplumándonos en la palidez de la plegaria
en estos torpes y castos sentidos.

viernes, 2 de abril de 2010


ANGEL DE LUZ
_____________________(Selva Yolanda Ramos)

Un ángel de luz rozó la piel del mundo
y conmovió galaxias en su vuelo;
era un ángel de luz – yo lo recuerdo –
y era breve su rastro lozañero.

Era el tiempo en que el amor
amasaba ilusiones
en el surco primero de la siembra
y era la flor y el fruto
y la saciedad del hombre
y de la sed.
Era su risa un pájaro aterido

Ahora, sin mengua y sin temor,
en el corazón exacto del misterio
vibra su ser de amor estremecido
y nos tiende su mano y nos espera