sábado, 28 de agosto de 2010

MÓNICA MERA (Termas de Río Hondo)












RAÍCES


Tuve lo mío.

No creas que me fue fácil

Volver a sentir

la savia

de la tierra que pisaba,

cuando tantas mañanas

amontoné

mil raíces descalzas

en los huecos del verano.

Sentir tu tristeza

florecida en los manzanos,

de tanta ausencia,

cuando el dolor

desgarra

los frutos del alma.

No, no me fue fácil

silenciar mis brotes

para no llamarte

HOMERO MANZI (Añatuya)

foto extraída de Internet



Discepolín



Sobre el mármol helado, migas de medialuna

y una mujer absurda que come en un rincón ...

Tu musa está sangrando y ella se desayuna ...

el alba no perdona ni tiene corazón.

Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca

y del alma manchada con sangre de carmín?

Mejor es que salgamos antes de que amanezca,

antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!...



Conozco de tu largo aburrimiento

y comprendo lo que cuesta ser feliz,

y al son de cada tango te presiento

con tu talento enorme y tu nariz;

con tu lágrima amarga y escondida,

con tu careta pálida de clown,

y con esa sonrisa entristecida

que florece en verso y en canción.



La gente se te arrima con su montón de penas

y tú las acaricias casi con un temblor...

Te duele como propia la cicatriz ajena:

aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor.

La pista se ha poblado al ruido de la orquesta

se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín...

¿No ves que están bailando?

¿No ves que están de fiesta?

Vamos, que todo duele, viejo Discepolín...

ESTHER LÓPEZ (Fernández)












PÁLIDO DOLOR



Mi pálido dolor

cae una vez más

por la grieta de la noche

desierta y ronca.

Así, mientras destejo

el último hilván de la espera

en este húmedo hueco,

aterciopelados sueños

cosquillean mis entrañas.

Soy una pared herida,

un árbol sin estridencias,

un rugoso pétalo

sin fragancias.

Recostada

sobre el áspero césped

estaré contando

las gotas de rocío

hasta que vuelvas

ADOLFO MARINO "BEBE" PONTI











I


Al galope de mis palabras

una mujer se desnuda en mis labios

abre las ventanas de mi piel

y deja que el otoño haga su milagro.


II

Hay una penitencia de seda

en tu cintura

una cinta de rocío

como si fuera un pez en la hierba.

No se qué hago descalzo tras de ti.


III

Donde un pájaro raya la luna

queda la cicatriz del milagro

como este poema que de tanto

sangrarme en las manos

lo escribo en la niebla

para que se borre en tu piel

lunes, 23 de agosto de 2010

CUATRO VOCES POÉTICAS FEMENINAS











SILENCIO


(Mary Ugozzoli de López)


La lluvia golpea

el silencio.

El eco de las gotas

trae el recuerdo

de otras noches

donde el cáliz de la vida

se colmaba.

Hoy...

se moja mi soledad

de este lado de la lluvia.

(Del libro Antología Poética – Grupo Cultural Ciudad del Barco – Santiago del Estero – 1994)




NIÑO DE LA CALLE

(Luisa Paulina Ávila)


El gorrión de tus sueños

no conoce otra luna,

que el cristal desvelado

de la ciudad en luz.



Pajarillo que vuelas

a ras de los asfaltos,

con el ala tendida

hacia el pan del amor.



Por tus ojos oscuros

la angustia se desangra,

herida por la espina

y la sal del dolor.



El alma de los diarios

entibia tu frazada,

cuando llega el invierno

con sus hielos en flor.



La piedra de tu almohada

se recuesta en la pena,

a soñar que la noche

vestida de silencio,

te canta el arrorró.


(Del libro Antología Poética – Grupo Cultural Ciudad del Barco – Santiago del Estero – 1994)




PLEGARIA

(Martha Melián de Rojo)


Eterno escultor,

me hiciste de tierra,

conoces la recóndita

aflicción del ser.

Apacigua mi corazón

atormentado de incógnitas,

serena mi alma

plagada de quimeras.

Silencia mi voz,

subordina mi inquietud

al ritmo sedentario del vivir.

Déjame sumergida

en mi secreto mundo

hasta tocar, el infinito

en mis delirios.


(Del libro Antología Poética – Grupo Cultural Ciudad del Barco – Santiago del Estero – 1994)




EL GOZO DE LAS SOMBRAS

(Ana Maria Domínguez de Ledesma)


Se desmorona el cielo

de mis calles interiores.

No puedo sostener

mi cuerpo enderezado.

Están venciendo mi puerta,

me invade el gris de afuera.

Necesito desvestirme de dolores,

sacarme de la piel esta miseria

para evadir la agonía de mis flores.

Quiero dormir sin estrellas

sobre plumas

elevarme hacia una atmósfera liviana

desligarme de la tierra

sin asfixiar mis alas…

No quiero ver el gozo de las sombras

ahogando los destellos que dejaron,

sin luchar,

aún con mi quebranto.


(Del libro Antología Poética – Grupo Cultural Ciudad del Barco – Santiago del Estero – 1994)

sábado, 14 de agosto de 2010

POESÍA DE SANTIAGO DEL ESTERO. Dos generaciones





TRISTEZA
(Gustavo Rueda)

Llovizna gris la noche
insistente roedora, la tristeza
vacía el alma
de la nostalgia;

la arquitectura del aire
ha perdido sus segmentos…

cómo presentir la rosa
traspasada de desiertos.

(Tomado de la Antología Poética del Grupo cultural “CIUDAD DEL BARCO”, Santiago del Estero, 1994)




EXILIO
(Miguel Ángel Lorenzo)

Exilio,
es el dolor de sentir
que se está lejos y solo,
sangrando las manos
de tanto acariciar quimeras.
Estar prisionero
sobre tanta tierra;
mirar el cielo
y ver que no es
el mismo de nuestro barrio.

Esperar en vano
aquel tren expreso
que sabemos nunca llegará,
y nos convencemos entonces
que estamos tan lejos
de la patria perdida.
Y tenemos miedo ya
de no ver nunca más
el vuelo de las golondrinas,
los rosados atardeceres
o el rostro de aquella mujer
que tanto amamos.

No ver nuestro árbol favorito
o la luz determinada
del sol, y la tierra lejana.
No volver a caminar,
por esas calles y esas plazas.

Exilio:
Es la herida imaginada
de los amantes separados;
el dolor del tiempo
y la distancia
entre la partida…
y el regreso…

(Del libro “NOSTALGIAS Y RECUERDOS”, Edinoar, Fernández, Santiago del Estero, s/f)



DIAS TURBULENTOS
(Gabriel Hoyos Izurieta)

Persuado mis días

con impaciencia.

De esta manera rompo

diarios, libros, cuadernos, jarrones de cemento

y también de porcelana con bastante fuerza.

Camino varias veces

por el mismo lugar,

una y otra vez caminando

abriendo los ojos,cerrándolos.

Lástima que no tengo a nadie a mi lado

para hacerlo mi cómplice:

muerdo una lapicera, le succiono su tinta,

la saboreo

y luegosonrío como un payaso con dientes desafortunados,

aunque piense que esto es obra de mi buena fortuna,

excesiva de los días,

derrochada de tan generosa.


Hasta el cuello
(Esteban Ibarra)

Estamos solos
con el agua hasta el cuello
y la frente llena de heridas.
No somos más que dos
perros rabiosos.
Agazapados.
Ahogados en rutina.
Presos el uno del otro.
Cuando uno ladra,
el otro muerde.
Cuando uno ataca,
el otro retrocede.
El amor para nosotros
se trata de quién muestra mejor los dientes.